El amanecer de los recuerdos

¿Qué harías? Hay situaciones hipotéticas que puede que no te sucedan nunca pero ¿y si un día te despiertas y esa es tu realidad? ¿Y si desde hace meses esa es tu única realidad y lo único que puedes hacer es tirar hacia delante hasta que todo acabe? Nadie sabe qué haría en esa situación. Yo tampoco lo sabía hasta el Último Día de mi vida. Era una día como cualquier otro de mayo. El sol brillaba resplandeciente en el cielo azul cuando salí de clase y me giré hacia él para absorber algo de vitamina D. No la necesitaba pero me hacía sentir mejor.  -Mara, no te quedes allí parada. Venga, ven que la piscina no estará abierta siempre. Me giré hacia ella, le sonreí y la seguí. La verdad era que aquella era una gran chica, era mi mejor amiga. Recalco el era porque ya no lo es. No me ha visitado ni una vez desde aquel día. En situaciones como estas ves a quien le importas de verdad y para quien eras solo algo pasajero.  Jesús era distinto. Era un buen amigo y una mejor pe...

Heroes-David Bowie From the perks of being a Wallflower De las ventajas de ser un marginado

Bailando bajo la lluvia, las preocupaciones desaparecen y los sueños empiezan a parecer más reales...  Aquella mañana me desperté perezosamente, no me apetecía hacer nada. Los últimos días habían sido muy duros y necesitaba desconectar más del mundo, dormir más. Pero mi cuerpo no tenía los mismos planes: él ya había descansado suficiente. Cuando al fin conseguí levantarme me dirigí al cuarto de baño y observé preocupada mi rostro. Esas ojeras no serían fáciles de borrar con una simple capa de maquillaje. Intenté arreglarme como pude y cuando mi cara y me pelo fueron decentes, salí del baño con mil y una cosas en la cabeza. Me vestí con la ropa que me había preparado el día anterior sin prestarle demasiada atención. Sinceramente aquel día me daba igual si iba combinando colores o no. Desayuné sin ninguna gana y me monté en el coche con cara de desilusión. Aquel era uno de los peores, sin duda. Encima para acabar de arreglarlo todo, el cielo estaba nublado. Si hubiera habido un mín...

Ella estaba sentada en la playa esperándole. Había llegado hacía media hora. Había estado imaginando qué le diría cuando le viese, como le miraría, como le sonreiría. Pero eso ya saldría solo. Sólo faltaba una cosa: él. ¿Dónde se había metido? Corría. Sus piernas se movían rápido al ritmo de la música que escuchaba a través de sus cascos. Necesitaba música para correr, si no, no llegaría nunca. Y es que él era un patoso para muchas cosas pero, raramente, le salían bien escuchando música. Siempre había pensado que aquella era la solución a todo: la música. Cuando estaba triste y necesitaba llorar, escuchaba música alegre. Cuando necesitaba liberar tensiones, escuchaba heavy metal. La música servía para todo. Había sido el mejor invento de la historia. Seguía corriendo. Llevaba la respiración acompasada. Llegaría. Sabía que llegaría. ¿Una hora? Que se retrasase una hora era muy raro. Él era un chico de palabra. Eso sólo podía significar una cosa: la había dejado plantada. Al darse cu...

SOÑAR. Eso era algo prohibido. En mi pueblo estaba prohibido soñar. Cualquiera que tuviera un sueño debía ser aniquilado. Nadie podía soñar con ser algo o con alguien. Si lo hacías, eras hombre muerto. Y así pasó. Era inocente pero eso al juez de los sueños no le importó. Era un simple niño de nueve años con ganas de crear algo que la gente adore, de crear arte andante. Ese niño quería diseñar ropa. Un día se le olvidó esconder sus sueños. Ese fue un craso error. Allí dejó de protegerse a sí mismo y a sus sueños. Creía que estaba en un entorno seguro. La clase del colegio no era ningún problema ni lo había sido nunca. Hasta que enviaron a los niños espías. Esos niños estaban al servicio de los Atrapasueños. Eran incapaces de guardar un secreto. Se iban de la lengua. Y eso pasó. Uno de ellos se lo contó al comandante Atrapasueños. La vida del niño se acabó la mañana siguiente. Eso fue una advertencia para el pueblo. No tenía que haber pasado. El niño quería soñar, compartir su alegría....

Estos son pensamientos sobre una historia que necesitaba explicarle a alguien. Y como también necesitaba aclararme he recordado lo que siempre me dicen los profesores de lengua: "escribir no solo sirve para contar una historia, también sirve para aclarar tus ideas." A veces escribir va mejor que hablar con alguien ya que el papel o el bolígrafo nunca te van a juzgar. Era un día cualquiera de verano. Iba a bañarme a la playa con mi familia como siempre hacíamos. Me vestí, me puse la crema, me hice una coleta alta y esperé en la puerta. Al cabo de un rato aparecieron mis hermanos y mis padres. Ya estábamos listos así que cogimos todo y nos fuimos a la playa. De camino a la playa iba pensando en mis amigas y amigos. De repente alguien me llamó. "¡Silvia!" Me giré para ver de donde procedía la voz. Un chico venía corriendo hacia mí. Conforme se acercaba pude distinguirle las facciones. Era Mikel. ¿Qué hacía él allí? No me paré a pensarlo. Solo dejé todo lo que suje...

Edgar me mandó a una enorme mansión con las paredes transparentes que se erguía encima de una nube aparentemente quilométrica. No tenía claro que no me hubiera equivocado de sitio. Parecía el hotel privado de algún famoso, no el lugar al que yo tenía que ir. Tenía miedo de hacer el ridículo si entraba y veía que me había equivocado. Fue entonces cuando recordé las palabras de Edgar: “ya te han juzgado suficiente en la Tierra.” Recordando esas palabras, hice de tripas, corazón y entré. La casa estaba perfectamente decorada con diversos cuadros y jarrones. En el recibidor había tres puertas: dos conducían a pasillos y la tercera llevaba a un gran salón. La puerta del salón estaba entreabierta y se podía distinguir a gente muy hermosa conversando en un sofá de apariencia mullida. En el recibidor había un ascensor. Intrigada, me encaminé hacia él. Dentro había una lista infinita de botones a los que picar para acceder a las distintas plantas. Sesenta plantas. No sabía a dónde me conduci...

Este es un relato en el que explico la muerte desde el punto de vista de una adolescente con sus respectivas historias de amor. Pero, ante todo, es una historia sobre mi opinión de lo que hay después de la muerte. "Sentí como si alguien me diera un golpe en los pulmones. El dolor del golpe no cesó. Era cómo un puñetazo permanente de esos que te quitan la respiración. Aunque me empezaban a fallar los sentidos, podía ver el fondo del mar. Podía ver la negra oscuridad que me iba arrastrando. El dolor en los pulmones no cesaba. Cada vez veía todo mi entorno más borroso. En ese momento le vi. Era un ser hermoso envuelto por una luz rojiza. Llevaba una camiseta y un pantalón informales de un naranja muy pastel que combinaban perfectamente con su corbata atada al cuello con un perfecto nudo Windsor. Me dirigí hacia él extrañada ya que el dolor que parecía que no iba a acabar nunca, había parado.  -Hola-me dijo con su voz acunadora.  -Hola. ¿Sabrías decirme dónde me encuent...

Esos pequeños luceros que nos observan día y noche, aunque a veces no les veamos. Esta entrada está dedicada a todas ellas, grandes o pequeñas. Hoy viendo una película me he puesto a reflexionar (cómo podéis ver, la película no era muy interesante y mi híper activa mente debía distraerse desesperadamente con algo, por tonto que fuera). En la película salía una estrella que caía del cielo en forma de persona. Era algo tan puro, tan real su manera de ser, que no parecía creada por un director de Hollywood. El único fallo que había, era que la pintaban demasiado humana, aunque es comprensible ya que había pasado toda su vida mirando la tierra. Le había desagradado todo. El mundo estaba lleno de odio, de sufrimiento, de guerras. Lo único que la retenía de girar la cabeza y no mirar nunca más a aquel mundo en el que parecía que todo fuera destrucción, era el amor. Nosotros que tantas veces sufrimos por él, vemos frases sobre él en Facebook, hablamos sobre él pero hay una pregunta que me inq...

El sábado 18 de mayo fue el gran evento musical de Europa: Eurovisión. Para los que no lo conozcáis (que debéis ser una minoría) este concurso es a nivel europeo y todos los países escogen a un cantante y a una canción hecha expresamente para la causa (si se había hecho antes, no puede concursar). Se hace una semifinal y se eligen a los países que concursan en la final. Entonces llega el gran día. Los nervios, los ensayos generales, los de última hora, los repasos mentales y las dudas no sirven de nada. Lo único que importa es cómo se había preparado todo antes de llegar allí. Te subes al escenario y ves a todo tu país aclamándote desde casa o desde ese mismo sitio en el que tu te encuentras. Todo tu país confiando en que esa noche harás una actuación estelar que hará que te lleves el premio a tu país y que este sea el anfitrión el año que viene. Entonces notas algo que sube desde el estómago y se deposita en tu pecho. Se aposenta allí y reniega marcharse. "¿Qué es eso?", te ...

La felicidad se constituye a veces de las cosas más simples. Hay veces que el más mínimo detalle te puede sacar una sonrisa, una gran sonrisa. Quizás ir cantando como una loca con tus amigas por la calle, compartir unas oreo con tu hermano y pasaros la crema por la cara, una mirada que expresa mucho... Esas simples cosas son las que más feliz te pueden hacer y gracias a ellas te das cuenta de que las pequeñas cosas son las que más te dan y las que más valen la pena. A veces hay cosas pequeñas que alguien grande hace por ti. Esas cosas tienes que conservarlas para siempre y no perderlas nunca. Hay personas que dicen que los siete pasos para ser feliz son: Piensa menos, siente más. Frunce el ceño menos, sonríe más. Habla menos, escucha más. Juzga menos, acepta más. Mira menos, haz más. Quéjate menos, aprecia más. Teme menos, AMA más. Happiness is sometimes the simplest things. Sometimes the smallest detail can you get a smile, a big smile. Maybe go singing like crazy w...

Llegará un día que nuestros recuerdos serán nuestra riqueza. Paul Géraldy   (1885-1983) Poeta y dramaturgo francés. Los recuerdos son aquellos pequeños trozos de los cuales se compone nuestra alma. En nuestra alma hallamos todo lo que nos compone y lo que somos. Cada pequeño trozo de ella, es un pequeño mundo. En realidad somos como un universo por descubrir, que espera que alguien lo explore y las únicas personas que sienten tanta curiosidad por explorar son nuestra familia y aquellos extraños seres. Sí, esas personas a las que les interesas, piensan en ti, les gusta tu compañía, confían en ti y se divierten contigo. Cada una comparte contigo un trozo de alma, ya que los recuerdos no se construyen solos. Cada día creas recuerdos junto a los que amas. He puesto esta frase porque es cierto que ese día llegará. Llegará el día en el que estemos todos sentados en aquellas enormes butacas en las que se sientan nuestros abuelos, recordando aquello que un día hicimos o planeamos...