En el colegio
Lo peor de todo es que no nos damos cuenta. Cada vez estamos más atontados y ni siquiera parece que lo notemos. "A mí no me están abduciendo, yo soy original". Esa es precisamente la trampa: que cuando más creas y veas que te alejas de todos, más cerca estás de ellos. Aquellos que claman ser distintos a los demás, tener su propia personalidad, son esclavos de la sociedad, como todos. No hay manera de escapar de sus redes.
Una forma de adoctrinar es a través de la educación. Nunca fue más cierta la frase de que el conocimiento nos hará libres y, precisamente, de eso se trata: nos hacen creer que nos están formando como personas que piensan libremente, que pueden tomar sus decisiones a expensas del resto del mundo pero lo cierto es que casi nadie nos enseña a pensar. En el colegio se trata de mecanizar sin pensar: cuanto más rápido escribas, mejor. No pienses.
El súmmum es que somos tan vagos que nos quejamos de las pocas cosas que nos enseñan a pensar. Porque es mucho más fácil vivir siguiendo la corriente que ir contra ella; es mucho más cómodo vivir en la ignorancia que en la impotencia del saber.
Y así nos va.
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