Muerte/Death 2
Edgar me mandó a una enorme mansión con las paredes transparentes que se erguía encima de una nube aparentemente quilométrica. No tenía claro que no me hubiera equivocado de sitio. Parecía el hotel privado de algún famoso, no el lugar al que yo tenía que ir. Tenía miedo de hacer el ridículo si entraba y veía que me había equivocado. Fue entonces cuando recordé las palabras de Edgar: “ya te han juzgado suficiente en la Tierra.” Recordando esas palabras, hice de tripas, corazón y entré. La casa estaba perfectamente decorada con diversos cuadros y jarrones. En el recibidor había tres puertas: dos conducían a pasillos y la tercera llevaba a un gran salón. La puerta del salón estaba entreabierta y se podía distinguir a gente muy hermosa conversando en un sofá de apariencia mullida. En el recibidor había un ascensor. Intrigada, me encaminé hacia él. Dentro había una lista infinita de botones a los que picar para acceder a las distintas plantas. Sesenta plantas. No sabía a dónde me conduci