No.

De repente el aire se torna gélido y rígido. Se ha vuelto de color grisáceo. Ella contiene la respiración y cierra los ojos con fuerza para evitar que se formen imágenes de lo que está sucediendo. Las manos están recubiertas de una capa fría de sudor y su cuerpo se ha quedado entumecido. Después de unos segundos eternos de congelación, la pierna derecha le responde mientras da un paso al frente y se aleja, sirvíendose de la muchedumbre que ocupa aquel vagón de metro. Respira profundamente y se gira. En seguida, sus ojos se encuentran con la mirada lasciva de aquel hombre que se había acercado más de la cuenta amparado por la excusa del exceso de gente. Se baja en la siguiente parada, aunque no es la suya, solo para poner la máxima distancia entre ese suceso y ella. Con dificultades para respirar, se deja caer en el suelo del andén apoyada en la pared y empieza a temblar. 


Aunque la narración es ficticia, este tipo de situaciones, desgraciadamente, no lo son. Según la RAE, violar es "tener acceso carnal con alguien en contra de su voluntad o cuando se halla privado de sentido o discernimiento." La violación no se limita a una penetración en contra de la voluntad de una de las personas implicadas (normalmente la mujer). Pensar eso es tener una visión completamente falocentrista y coitocentrista del sexo. Tocar el culo a propósito a alguien sin que está persona quiera es violar. Tocar un pecho intemcionadamente sin que esta persona quiera es violar. Forzar a alguien a hacerte una felación mediante chantaje es violar. Hacer sexo oral sin que esta persona quiera es violar. La violación es algo mucho más extendido en la sociedad actual de lo que se cree, quizás porque vivimos en un contexto en el que se ampara a los violadores y se culpa a las víctimas. ¿Por qué no hiciste nada? ¿Por qué no dijiste nada? Bueno, quizás es que en ese momento no pude.

Somos una mayoría las que, en un momento u otro, hemos sufrido acoso o agresión sexual. Ahora ha sido Laura la que ha conmocionado a la sociedad española, pero en otro momento será otra. Y esto no dejará de ocurrir hasta que no se conciencie a la gente (especialmente a los hombres que se creen legitimados a tocar a una mujer cuando les sale de los cojones) de lo horrible que es ser violada. Es por eso que dejo este cortometraje. No recomiendo su visualización a aquellas personas que hayan sufrido una agresión sexual ya que el contenido es fuerte. 


Por último, me gustaría mencionar algunos casos que conozco de mujeres o niñas que han sido víctimas de una agresión sexual pero que, por ser personas racializadas o de países "en vías de desarrollo" -qué poco me gusta esa expresión-, no se ha dado a conocer tanto su noticia. Uno es el de las temporeras de Huelva, que ocurrió en junio de este mismo año y cuyo proceso judicial ha sido desestimado este mismo fin de semana. El otro es el de una niña de 12 años que fue violada en grupo en Uganda y a quien, para finalizar, le introdujeron con palos una naranja en el coño.

No es solo una, somos todas. 

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